El Niño de Mis Ojos

Que cosas tiene el destino…. Quien me iba a decir que los infortunios de la vida conseguirían que el niño de mis ojos se acercase un poco mas a mi.
Eso de niño es un decir, es algo cariñoso, porque con ese cuerpazo lleno de músculos bien puestos, cada uno donde tiene que estar y en su justa medida, nada de que ver con los “macho man” de mi gimnasio, con sus camisetas arrapadas tipo macarra que parecen haber salido de un anuncio de esteroides y da la sensación que en un esfuerzo vayan a explotar y mientras yo hago kilómetros en la bicicleta con mi chándal del Decathlon, veré como un bíceps se dirige hacia mi cara a toda pastilla sin poder hacer nada para esquivar el impacto… y es que el lo tiene todo bien puesto!!!
Recuerdo su etapa de motero, sí, cuando le retiraron el permiso de conducir por exceso de velocidad, los madrugones que pegué durante meses para llevarlo al trabajo, menos mal que se aficionó al ciclismo y me dio una tregua…. luego vino la etapa “mi coche”, aquel Ibiza 1.2 “System Porsche” que compré de segunda mano pero que estaba impecable hasta que él empezó a utilizarlo…. con lo que yo lo cuidaba…. Y mira que yo le decía, en mi coche, no se fuma, no se come y del resto ni hablamos!!!! Pero esas cosas pasan cuando menos te lo esperas…..
Lo peor fue cuando le dio por comprarse una guitarra eléctrica con amplificador y todo!, por si no se le oía, sabes!, y esa música guitaporrera a lo Guns n’Roses pero sólo con el Guns, los fines de semana, bien tempranito, eso !para aprovechar el tiempo….
Poco a poco le inculqué alguno de mis gustos musicales, y así conseguí que escuchara a Eric Clapton, o Eric Carmen, y cambió la guitarra por un bajo, esta vez el amplificador vendría tuneado porque aquello no era normal…
Las cosas cambian, el fue cambiando y poco a poco aquel niño de mis ojos que hacía conmigo lo que quería, que se asemejaba tanto a mi…. se fue despegando sin que yo pudiera hacer nada para retenerlo, había comenzado a vivir su propia vida, y aunque estaba muy cerca, las distancias eran inmensas..
Pero el destino ha querido que siguiera mis “peores” pasos, y como no hay mal que por bien no venga… ahora veinte años después, volvemos a tener cosas, no muy agradables, en común, pasamos mas tiempo juntos, siento que me necesita, y es que yo por el niño de mis ojos daría la vida… y aunque ya pase de los treinta siempre seguirá siendo aquel niño rubito y mofletudo que me cantaba la canción de Orzo Wey o tatareaba la música de los hombres de Harrison o Harrelson, no se bien como se llamaba este hombre exactamente, y que no me dejaba ver tranquilamente a “ Coco “en Barrio Sésamo ….pero lo mas bonito… compartir con el un padre, una madre y unas hermanas que es lo mejor que nos pasado en la vida.
TE QUIERO CON LOCURA.