Corría el año… no lo recuerdo, hace tanto!!!
Estábamos realizando un estudio de mercado en la clase de marketing y nuestro profesor, no sé muy bien el motivo, nos contó una historia…
Resumo:
Estábamos realizando un estudio de mercado en la clase de marketing y nuestro profesor, no sé muy bien el motivo, nos contó una historia…
Resumo:
Un chico joven, desgarbado apasionado de los veleros se pasea por el puerto, se queda mirando una fotografía que hay expuesta en una prestigiosa náutica, decide entrar a solicitar información. El comercial, lo mira de arriba a bajo y con desgana le pregunta en qué le puede ayudar, él le responde que desea información sobre el velero de la fotografía, a lo que el comercial le responde “si no tienes dinero para comprarlo no me hagas perder el tiempo”…
El chico le dice que en ese momento no lo tiene, pero que tal vez el día de mañana se lo pueda permitir, el comercial le increpa, “pues vuelve el día de mañana”…
El chico desalentado camina por el puerto observando los barcos amarrados y se queda embobado mirando un velero que acaba de llegar.
Una voz sale de dentro del velero y le pregunta, “te gusta, quieres subir y verlo???, es el último modelo, una maravilla…”
El chico le responde, “no está a mi alcance, no me lo puedo permitir”, el hombre, que resultaba ser el comercial de otra náutica, le insiste, alegando que él tampoco se lo puede permitir, pero que es una preciosidad y vale la pena verlo…
El chico sube al velero y el comercial le explica con todo lujo de detalles las características del mismo…
Al cabo de pocos meses, el chico regresó al puerto, buscó a “ese comercial” y compró aquel velero…
…..
Mi querido “Max” siempre mencionaba un proverbio que había sacado, creo que… de “El pequeño saltamontes” o de alguna serie parecida de “chinos que se pelean”:
“No desprecies a la culebra por no tener cuernos, algún día el dragón la puede reencarnar”…
Pues sí, un día estamos abajo y otro día estamos en lo más alto, un día estamos en la cima y otro día podemos caer como un castillo de naipes…
Un día abusamos de nuestros empleados, los tratamos como escoria, vamos quemando el dinero (que a ellos les cuesta tanto ganar para poder simplemente vivir) delante de sus narices, les robamos tiempo, conseguimos que se sientan pequeños… pero la vida da tantas vueltas que… otro día, esos empleados son los que están en la posición dominante, los que te reclaman un impago de unos míseros euros o tal vez a los que te tengas que dirigir para pedir empleo…
El “mundo” es muy pequeño y todo se acaba sabiendo, sé que no debería alegrarme por estas cosas, pero sinceramente no he podido evitarlo, no le deseo mal a nadie, pero he visto tantas injusticias, tanto “dictador de butxaca” (como diría “La Reparada”) que hoy me consuela pensar que la vida acaba cobrando las deudas pendientes…