Ya lo tenía casi decidido, pero… había un detalle a tener en cuenta, así que rebusqué en mi desordenada caja de herramientas hasta encontrar lo que andaba buscando, un metro!!!
Para qué??? pues bien, tenía que tomar medidas del “mini ascensor”, si la bici no cabe… estaré dispuesta a subirla y bajarla 5 pisos por las “mini escaleras” de mi “animada comunidad”???… va a ser que no!!!
Aprovechando que me iba a dar una vuelta al centro comercial, para cambiar “otra vez” un “mini pantalón”, “oseasé”, un pantalón que me iba pequeño, pensé en salir de dudas, y justo cuando estaba midiendo la altura del ascensor, una voz acompañada de un extraño ruido me hizo detenerme… “espera que voy!!!”, era mi vecino subido a unos patines…
A la vez que me decía “hola, cuanto tiempo sin verte”, se abalanzó sobre mí aplastándome contra el espejo del ascensor, vale que hacía mucho tiempo que no nos veíamos, pero un poco más y no nos volvemos a ver!!!... aunque podría parecerlo, no, aquello no fue un saludo efusivo, aquello fue que se tropezó con los patines a la entrada del ascensor…
“Colorao” como un tomate intentó disimular cambiando de tema, yo por mi parte hice lo mismo para restarle importancia al incidente, así que le expliqué porqué estaba tomando medidas…
Me comentó que la suya (su bici eh!!!) no cabía y que por ese motivo se había comprado los patines, y me invitó a que hiciera lo mismo y saliera a patinar con él.
Claro, después de lo visto, yo le pregunté cuanto tiempo hacía que patinaba, pues no llevaba coderas, ni rodilleras… ningún tipo de protección, vamos, que a no ser por lo ocurrido parecía un experto… a lo que me contestó que había patinado mucho, pero que hacía 5 años que no se subía a unos patines, pero que era facilísimo, y me insistía en que debía probarlo, añadiendo que en “nuestro pueblo” había muchas zonas por donde patinar sin dificultad…
Al llegar al “bajo” lo tuve que ayudar a sortear los 2 escalones pues casi mete la cabeza en los buzones, pero él insistía en que era muy fácil, pero que el suelo de “nuestra comunidad” resbala mucho… no sé, no sé…
Una vez en la calle nos despedimos, él se marchaba a la derecha y yo a la izquierda, y mientras pensaba en mirar unos patines en el centro comercial… escuché “algo” que me hizo voltear la cabeza, y allí estaba él, intentando levantarse del suelo…